Año a año y legislatura a legislatura la metáfora tabernaria de “echar un pulso” parece el lema utilizado por muchos políticos, convirtiendo el Estado de Derecho en un coliseo romano con fieras a ambos lados del hemiciclo correspondiente.
Quizá el Gobierno quiera presentar como algo “normal” el uso de medios y métodos “anormales” en un sistema democrático, como ya hizo respondiendo a la batería depreguntas, realizadas por UPyD en el Congreso de los diputados a finales de 2013, sobre la gestión de los recursos públicos en la Confederación del Guadalquivir.
Como llevamos viendo en los últimos tiempos en cualquier forma de gobierno, caben corrupciones y comportamientos ilegales o atípicos que pueden corregirse si se consideran que son “anormales”, pero si uno se empeña- como se ha hecho desde la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir apoyada por el mismo Gobierno que contesto a la batería de preguntas del UPyD- en que la anormalidad es la norma, entonces este error básico de partida dará en tierra con todo el sistema del Estado de Derecho y de Bienestar tan proclamado.
Nos encontramos que la portavoz del PSOE en Agricultura y Alimentación y senadora por Andalucía, Fuensanta Coves, con fecha 2 de octubre de 2014, ha solicitado al Gobierno una copia íntegra del escrito de la denuncia sobre las adjudicaciones a dedo y otras presuntas irregularidades cometidas bajo la presidencia de Manuel Romero Ortiz en la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir.
Si políticos, altos cargos, gestores diversos, funcionarios de élite y otros cargos de esa minoría selecta, en vez de andar echando pulsos y bravatas leyeran un poco más a los clásicos españoles podrían haber reparado muchos años atrás, incluido el desacierto del Acuerdo-Transferencia-Reversión del Guadalquivir -con el consiguiente daño causado al empleado público y al ciudadano-, en el lema «De un error muchos», que advierte a corregir los errores antes de que se multipliquen. (Diego de Saavedra Fajardo, escritor y diplomático español del siglo XVI).
Parece ser que a los gestores del Guadalquivir, esa ira que en estos momentos les oscurece la razón, les puede llevar a tomar resoluciones equivocadas de reorganización en la Confederación Hidrográfica que, posiblemente, se presentarán con corazón sincero para encubrir su maldad y que dañarán mucho más, si cabe, el servicio público que se presta a la ciudadanía.
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La población en general no sabe lo que está ocurriendo, y ni siquiera sabe que no lo sabe (Noam Chomsky).
La población en general no sabe lo que está ocurriendo, y ni siquiera sabe que no lo sabe (Noam Chomsky).
Son más peligrosas las aguas transparentes como el cristal porque disimulan su veneno y convidan con su pureza. Por ello ha de estar prevenida la prudencia para sospechar y ver la realidad por debajo del engaño y las promesas aparentes.
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