martes, 9 de diciembre de 2014

La provincia reduce sus conflictos laborales a la media andaluza



En los primeros ocho meses del año sólo se han convocado nueve huelgas, que han afectado a 147 trabajadores El miedo a perder el empleo aplaca las protestas
 
Pedro Ingelmo | Actualizado 09.12.2014 - 01:00

El sambenito de la conflictividad laboral en la provincia, alimentada por un historial de enfrentamientos de gran repercusión nacional, parece ser más mito que realidad a tenor de los datos recién publicados por el Ministerio de Trabajo sobre huelgas y jornadas laborales perdidas en lo que llevamos de año. Según este registro, en lo que llevamos de 2014, la provincia de Cádiz se encuentra en un punto medio en cuanto a jornadas laborales perdidas por protestas laborales en toda Andalucía. En concreto, desde enero a agosto, que es el periodo que abarca el estudio del Ministerio, se perdieron en la provincia 515 jornadas, por debajo de Sevilla y Granada. Los trabajadores que utilizaron su derecho a huelga fueron 147 en las nueve huelgas convocadas en lo que llevamos de 2014.

Estas huelgas convocadas fueron las mismas que se produjeron durante todo el año 2012, el de menos conflictividad en la provincia de los últimos veinte años. En 2013 el número de huelgas aumentó hasta 27 y siguió marcando lo que parece que está siendo la tónica en los últimos años de la crisis económica, donde la sangría de empleo, según el estudio del BBVA sobre la situación de Andalucía, ha marcado cifras record, estimándose esa pérdida de puestos de trabajo por encima del 21%, cuando la media nacional ha sido de un 17%.

Esta situación, el miedo a la pérdida del puesto de trabajo, parece estar detrás de la notable reducción de las reivindicaciones laborales por esta vía y ha aplacado la rabia que supuso ver cómo buena parte del marco de relaciones laborales se desmoronaba. Así, el año 2010 marcó el pico en la provincia con nada menos que 86 huelgas convocadas en diferentes empresas. No se producía una cifra parecida desde la anterior crisis, la de principios de los 90, cuando en 1991 se contabilizaron un total de 76 huelgas o en 1994, cuando las 58 huelgas fueron secundadas por 160.000 personas. Venía siendo así desde que se oteaba la crisis económica con el cierre de 2007, cuando la Junta contabiliza, tras el cierre de Delphi, que 150.000 gaditanos no acudieron a trabajar en algún momento del año por seguir una protesta laboral.

Antes, durante las vacas gordas, los años de la burbuja, la conflictividad existía pero en unos niveles no muy diferentes al del resto de provincias españolas, lo que también abunda en esa etiqueta con la que carga Cádiz. Por ejemplo, en 2005, con 21 huelgas, Cádiz tuvo menos horas perdidas que Sevilla, Granada y Huelva, que no están consideradas zonas de gran conflictividad laboral. De hecho, el seguimiento de las últimas huelgas generales en la provincia estuvo por debajo de los datos de otras zonas del país, lo que supuso un duro golpe para los sindicatos.

Sin embargo, los sindicatos niegan haber bajado la guardia.Francisco Andreu, secretario provincial de UGT, una central muy tocada por las salpicaduras de las investigaciones de la juez Alaya, asegura que por parte de los sindicatos ha habido "responsabilidad". Andreu recuerda que existía un pacto de moderación salarial con el que ellos han sido disciplinados "porque entendemos que en época de crisis no es el mejor momento para lograr grandes avances en los convenios colectivos".

Javier Sánchez Rojas, presidente de los empresarios de la provincia, sí que ha detectado un cambio de actitud en las mesas de negociación. "Al principio de la crisis costaba hacer entender a los sindicatos que las empresas estaban perdiendo dinero, que no podían con una carga salarial que abocaba a regulaciones de empleo o cierres. Posteriormente, ese mensaje ha calado, ellos mismos se han dado cuenta que era mejor una empresa con salarios más bajos, pero sin tener que prescindir de nadie que echar un pulso en el que todos salían perdiendo".

Esa actitud que elogia Sánchez Rojas en los sindicatos no es percibida en dirección contraria. Andreu asegura que mientras los sindicatos han comprendido cuál era la situación, ahora que se está produciendo una leve recuperación los empresarios no son sensibles a las peticiones de mejoras laborales, "cuando todos deberíamos estar de acuerdo con que necesitamos un impulso del consumo interno que sólo se logrará con subidas salariales. Los salarios más bajos no han hecho que venga aquí ninguna empresa".

Sánchez Rojas, que preside una patronal que durante esta crisis ha perdido a muchos miembros, empresarios que han dejado de serlo porque han cerrado sus negocios, quisiera sacar conclusiones cuando realmente haya pasado este vendaval. "Avanzamos más con diálogo que con enfrentamiento. Será un trabajo de todos cuando nos recuperemos ahora que Cádiz ha desaparecido de las cabeceras en conflictividad".

La cantidad de convenios con acuerdos y los arreglos en el Sercla son ejemplos que pone Andreu para demostrar que Cádiz ya no es esa provincia conflictiva donde existía temor a invertir por parte de los empresarios de fuera, si bien considera que en esa tiqueta ha habido mucho de mito. "Ha sido más la relevancia que se le ha dado a algunos conflictos muy concretos fuera de Cádiz que la realidad laboral de la provincia".

http://www.diariodecadiz.es/article/cadiz/1917149/la/provincia/reduce/sus/conflictos/laborales/la/media/andaluza.html

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