martes, 3 de marzo de 2015

VICIOS EN LA COMUNICACIÓN INTERNA, REMESA DE PROMESAS CLANDESTINAS Y PRACTICAS ENGAÑOSAS EN LA CONFEDERACIÓN HIDROGRÁFICA DEL GUADALQUIVIR.

      
















Existen gestores y jefes, directivos y mandos, que son ejemplares, pero no podemos negar la existencia de abusos de poder y perversiones.
Hay una amplia gama de malos hábitos de grado venial que afectan a la calidad de la vida laboral en algunas administraciones, por lo que nos toca, así es en la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir.
Muchos gestores y jefes, directivos y mandos, cuidan de manera efectiva la relación con sus trabajadores y muestran valiosas competencias sociales, hay, sí, algunos otros que, por diferentes causas, abusan a veces del poder que administran, y no parece que actividad formativa o curso alguno sobre gestión de recursos humanos y transparencia acabe con estos excesos.
La comunicación interna casi nunca se ha resuelto bien en este organismo y, aunque se vienen orquestando actos litúrgicos al respecto (jornadas de comunicación; comidas navideñas, ferias diversas, etc.), lo cierto es que falla la comunicación cotidiana con el jefe.
Puede haber cinismo corporativo pero quizá frustra más, en su caso, el cotidiano en la comunicación jerárquica. Si no funciona la comunicación, se resiente la efectividad de los esfuerzos desplegados y se resiente, desde luego, la satisfacción profesional.
A veces, la mentira parece constituir una herramienta legítima de gestión para el jefe, aunque no tarda en delatarse; así podemos hablar de hermetismo, evasivas, hipocresía, subjetividad, disparidad en los esquemas mentales y también del politiqueo feroz, las normas contradictorias, el cinismo corporativo, los favoritismos, los intereses espurios, las deudas de gratitud, el imperio de la apariencia, la mediocridad militante, la corrupción codiciosa o negligente...  conductas de cuestionable legitimidad que vienen a viciar las relaciones laborales en este Organismo.
Son los vicios en la comunicación. Acceder a cualquier jefe es, hoy por hoy, difícil, más difícil aún sí para dirigirse a la jefatura habitual de recursos humanos en la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, el empleado público, al objeto de realizar cualquier consulta de tipo personal-laboral, debe exponérsela primero al ordenanza de turno quien informará de nuestra solicitud al jefe en cuestión, quien decidirá si nos da audiencia, o, mediante el boca a boca, nos sugiere presentar una instancia. Comunicación del todo defectuosa que desmoraliza a los empleados públicos que no alcanzan a entender esa inaccesibilidad producida, fruto, pudiera ser, de la "opaca transparencia" que se está ejerciendo contra toda norma en este Organismo.

A menudo, la diferencia percibida entre los mejores jefes y los peores se basa en vicios relacionales, aunque sin duda es mucho más deseable que esta diferencia se base en elementos positivos como la contribución al desarrollo profesional de los empleados públicos, la idónea distribución de tareas o funciones, la receptividad a iniciativas e ideas, la calidad y calidez de la comunicación, la integridad, la autodisciplina, la amplitud de miras, la perspicacia, la flexibilidad... Pero…esta administración pública no está por la labor.
En otro orden de acontecimientos, las tradicionales promesas son una práctica bastante común. Sin duda facilitan el control de la voluntad de los subordinados, que hacen que el trabajador se mueva al servicio al jefe, dicho de otro modo, se produce una corrupción alienante.
Sin un plan de recursos humanos para analizar las verdaderas necesidades reales de personal que garantice una RPT acorde se procede al ANUNCIO: 
Estas medidas que se llevan a cabo, sin una planificación previa y exhaustiva de los recursos humanos pueden formar parte del culto al ego y de una exhibición de poder.
«Las Administraciones Públicas estructurarán su organización a través de relaciones de puestos de trabajo u otros instrumentos organizativos similares que comprenderán, al menos, la denominación de los puestos, los grupos de clasificación profesional, los cuerpos o escalas, en su caso, a que estén adscritos, los sistemas de provisión y las retribuciones complementarias. Dichos instrumentos serán públicos».Art. 74 EBEP.
El anuncio, como la publicación en el BOE de unos concursos con plazas ocupadas por el sistema de comisiones de servicio “a dedo” y hechas a medida del ocupante, no traen más que una remesa de promesas clandestinas, que deberían erradicarse como práctica engañosa. A veces se promete lo que no se puede cumplir.
Controlada la voluntad del subordinado, el resto ya lo conocemos, empresas “amigas” y trabajadores pertenecientes a sagas familiares ocupando puestos contrato tras contrato, quienes además controlan los datos personales de los ciudadanos que están protegidos por ley, ocupan las dependencias oficiales y hacen uso de los recursos materiales del Organismo, saltándose en su tenor literal la legislación vigente y sus normas e instrucciones de aplicación.
Sabemos que hay empleados públicos no suficientemente íntegros en puestos de alto nivel, sin que este rasgo les haya impedido el acceso a dichos puestos; de hecho, y aunque conozcamos a otros muchos empleados públicos ejemplares, puede que la integridad haya dificultado alguna que otra carrera profesional.
De forma atrevida, podríamos pensar que se puede ser feliz o no en el trabajo, dependiendo del jefe que nos toque; aunque también los jefes pueden pensar lo mismo respecto de sus subordinados. A estos jefes se les podría decir también que sus subordinados no son tontos, y que no es sencillo engañarles; y que no intenten competir en conocimiento con ellos, que eviten la presunción de infalibilidad, que apuesten por la integridad y la acompañen del buen juicio...
La deseada calidad de vida en el trabajo —sin perjuicio, y aun en beneficio, de la efectividad colectiva— demanda un ambicioso desarrollo, como seres humanos completos, de todos: directivos y trabajadores, todos ellos empleados públicos, todos ellos servidores de lo público.
Podemos guardar silencio y correr el velo tupido habitual. Nosotros podremos decir que vale la pena quejarse, aunque se nos siga ninguneando.



http://plataformaaguapublica.blogspot.com.es/2015/03/vicios-en-la-comunicacion-interna.html



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