lunes, 2 de febrero de 2015

AGRAVIOS COMPARATIVOS. LA TEORÍA DE JUEGOS, ESTRATEGIAS Y TRAMPAS.
















Durante el año 2013, fueron expuestas en este blog situaciones diversas en las que se "denunciaba" que los gestores de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir venían cubriendo, a través de comisiones de servicio, adscripciones provisionales y otras formas de provisión, puestos de trabajo sin dar la publicidad necesaria, extralimitándose en sus atribuciones y realizándose la provisión de esos puestos mediante una valoración totalmente subjetiva. Agravios comparativos.
La jurisprudencia se ha encargado de recalcar la salvaguarda de esos hechos porque, según los Fundamentos de Derecho de muchas sentencias sobre estos asuntos, se trata de la potestad “organizativa” u “organizatoria” que se encuadra dentro de la actividad discrecional que caracteriza en ocasiones a la Administración Pública.
La potestad de autoorganización de las Administraciones Públicas afecta a la ordenación de las personas que trabajan en el seno de su estructura administrativa y esa misma potestad decide, pese a quien pese, sobre quien tiene derecho a la igualdad o quien es el perceptor de ciertos "derechos adquiridos". Agravios comparativos.
Lo anterior no puede suponer que la administración pueda actuar de forma arbitraria, sino que deberá respetar las reglas precisas para no incurrir en desviación de poder. Ocurre constantemente. 
Hace menos de una semana, en la Intranet de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, ha sido publicada una nota informativa: UGT-Informa, en la que se expone la situación que esta Plataforma y sus lectores vienen denunciando con asiduidad.

Creemos que la UGT ha olvidado mencionar que también sería bueno solicitar los puestos "del gran chollo" al Comisario de Aguas, así como dejar constancia que si el puesto "del gran chollo" no se consigue, siempre queda la posibilidad remota del premio de consolación, que puede ser de dos tipos; bien como horas extraordinarias, bien como complementos diversos, y que, ambos, se pueden solicitar a los encargados de su reparto, que han sido especificamente designados para ello por la "potestad organizativa” y que llevan actuando de ese modo "permisivo" un par de años, ejecutando descarados agravios comparativos.
Desde luego algo se cuece. Pues sí........ Las elecciones dominarán este año de 2015. En algunos lugares, también sindicales. Estamos en época electoral, época de juegos y, con el consecuente aumento de la demanda, afloran los anhelos fundados de realizar una atención adecuada a los empleados públicos, especialmente a los que más lo necesitan.
Vemos cada día, con o sin asombro, una pluralidad de actores (de segunda fila) y grupos (de teatro) que compiten por ocupar o conservar posiciones de poder. Es un sistema de competencia, en la que el individuo, grupos de individuos o formaciones partidistas que mejores ventajas competitivas tengan y logren conservar, serán los que ocupen la titularidad en los diferentes puestos de representación pública. A fin de cuentas el objetivo principal de toda campaña electoral es conquistar o conservar el poder. El problema es que, en ocasiones, se transmiten mensajes con métodos pocos ortodoxos, leáse puestos de trabajo "gran chollo" y premios de consolación "por la cara".
Esto viene en consonancia con la estudiada teoría de juegos, en la que se analizan una serie de situaciones que implican conflictos de intereses, estrategias y trampas. Teoría que en muchas ocasiones gira en “conservar aquello que ya está conseguido”, mientras que se intenta amarrar “lo que ya se tiene“. Asi todo queda en familia y la familia, en ocasiones, es muy amplia.


Lo que está ocurriendo parece una de las técnicas electorales empleadas habitualmente para alentar la polarización radical del escenario electoral con la finalidad de captar al electorado indeciso.
La astucia, creatividad, inteligencia, habilidad y tenacidad en el manejo de las estrategias ayudan a conquistar los objetivos y derrotar a los adversarios. Si su campaña no tiene estrategias, están mal estructuradas o no se implementan correctamente lo más seguro es que se pierdan las elecciones.  

Lo más difícil de una estrategia no es pensarla, planearla o escribirla, sino articularla, implementarla, ponerla en operación. Fácilmente podemos caer en la trampa.




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