domingo, 25 de enero de 2015

INEVITABLE FIN DE CICLO, PASAR POR ALTO LAS PRACTICAS CORRUPTAS..."SON LENTEJAS"...
















El pasado 19 de enero la Comisión de Medio Ambiente y Cambio Climático del Senado contó con la comparecencia de la Ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Dña. Isabel García Tejerina, para que, entre otros temas, explicase las líneas de actuación, los planes y previsiones del ministerio que encabeza. Al finalizar la sesión de la Comisión, se reunieron Mesa y Portavoces de la misma para examinar los asuntos pendientes. Hasta el día 29 de enero la Comisión de Medio ambiente y Cambio climático no se vuelve a reunir. Visto el orden del día no parece que se vaya a tratar asunto alguno sobre el Guadalquivir y los responsables del Organismo Autónomo que lo gestionan.
Las elecciones dominarán este año de 2015. Municipales, generales y, en algunos lugares, también autonómicas y sindicales.
Se nota, porque hemos entrado ya en un bloqueo por el que nadie se atreve a tomar medidas de cierto calado, por temor a sus repercusiones en las urnas.
Se multiplican los enfrentamientos entre partidos políticos y también entre la representación sindical, tratando todos de maximizar su provecho electoral, aunque sea a través de medios discutibles. Aún parece ser válido lo de que el fin justifica los medios.
Visto el panorama, las (presuntas o flagrantes) prácticas corruptas parece que van a ser pasadas por alto porque en general el electorado se mueve más por razones ideológicas que por razones éticas.
Lo que no se debería aceptar es que una vez descubiertos, o investigados, o inspeccionados y, en su caso, juzgados, los casos de grandes o pequeñas corrupciones las consecuencias sean irrelevantes. Puede que los efectos de la corrupción no tengan grandes repercusiones en las urnas. Así no se prosperará. Sin transparencia no hay libertad ni crecimiento.
Hace unas décadas se popularizó la tesis de que todas las propuestas de gasto público deberían ir acompañadas de su correspondiente plan de financiación; si se hubiese aplicado ese criterio, la situación sería muy distinta. Claro que alguien se beneficia de ese gasto no adecuadamente financiado. Entramos en terreno fangoso. 
¿Cómo se pueden producir estos grandes robos y desarrollarse de una forma legal sin que las autoridades se den cuenta de ello? No se sabe. Imaginamos que, los grandes ladrones, van por delante de las leyes o aprovechan los vacíos que existen y quién sabe si logran “silencios” sobornando hasta “al botones del departamento fiscalizador”. 
Por muchas explicaciones que se den, algunos no creemos ninguna, puesto que el dinero y más en esas cantidades ya inimaginables, no puede ocultarse y su ruta se ve claramente que va camino de una estafa monumental que de vez en cuando salta a la prensa. 

Es evidente que todo está perfectamente estudiado para transmitir un mensaje claro a favor del personaje en cuestión. Informaciones contrastadas y pulidas. 

Los problemas van apareciendo por todos lados. Y no resultan fáciles de resolver. Todo, completamente todo, va tomando el inconfundible aroma de un inevitable fin de ciclo.
Entretenidos y distraídos con mil y una artimañas, en el dintel mismo del abismo nos encontramos. Nuestras ropas huelen ya a chamusquina pero nos empeñamos en darle y darle al ambientador para tapar ese olor. 
Algunos no dudamos que hoy impera el sistema de botín en el que el vencedor electoral, en todos los ámbitos referidos (político y sindical), y sus adláteres se cobran los puestos como despojo y desalojan a conveniencia propia y sin rastro de mínimas garantías jurídicas a quienes pueden incomodarles por las más variadas razones, incluidas probidad, honestidad y decencia.
Mientras tanto crecen los contratos millonarios de obras y servicios que nunca cumplen lo estipulado.

Nadie parece indignarse dentro de las administraciones dado el clima de cinismo y terror que ha terminado imponiéndose.
Y lo grave no es que nadie se indigne y lo haga patente sino que hay muchos que se prestan a la mascarada de constituirse en miembros de esa instancia "informal" intimidatoria y acosadora.
Así de dislocado esta este patio en el que se mezclan, además de otras raleas, los miedosos con los inescrupulosos.
Convertido el derecho administrativo en desnudo lenguaje del poder y aniquilado el efecto directo de los principios de mérito y capacidad, de la llamada “eficacia indiferente” que debe de acompañar a la “imparcialidad” de los empleados públicos, y con la mayoría de los funcionarios de niveles 26, 28, 29 y 30 acantonados en sus consolidaciones o en sus procesos de consolidación, la tropa y los mandos intermedios (cada vez menos intermedios y más tropa en la que se mezcla premeditadamente churras con merinas) están al azar de las arbitrariedades del jefecillo accedido a tal por el juego de espejos deformantes de las libres designaciones, comisiones de servicio, adscripciones provisionales y los concursos dirigidos.
Mientras tanto, el cada vez más numeroso ejército de personal de empresas externas actúan de espectadores cuando no de "jefecillos consentidos", cuando no de "testigos protegidos".
Es aquí donde entra en juego la cascada de prevaricaciones más variadas e infames que presiden el diario actuar en el ámbito público; atentatorias no sólo al interés general sino del esfuerzo contributivo de los españoles, incluídos aquellos servidores públicos, que no defraudan en ninguno de los sentidos.
En esencia, nada nuevo, simplemente más de lo mismo. Bajo el lema “son lentejas” el empleado público no puede aducir derecho alguno o valor superior constitucional que detenga el atropello: o acepta su involución a la categoría de esclavo o es invitado a marcharse. Así de sangrante. Así de inconstitucional. 

El optimista empedernido dirá que esas cosas son minucias, que han ocurrido siempre. Puede que lleve razón..."son lentejas"... 
 


http://plataformaaguapublica.blogspot.com.es/2015/01/inevitable-fin-de-ciclo-pasar-por-alto.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario